Érase una vez un cuento...

[Un homenaje a Ana, nuestra subdirectora]:

Los cuentos comienzan con un “érase una vez…”, este cuento debería comenzar con un…

“Hace algo más de veinte años existía una casa abandonada y  triste en el número trece de la Plaza de Santo Domingo, nadie le hacía caso y se sentía olvidada… 
 
Pero algo empezó a cambiar y cambió tanto que hace dieciséis años, ocurrió que… comenzó una nueva historia.
 
“En esa época, alguien tocó con su “varita mágica” a la triste y abandonada casa y la hizo resplandecer, llenándola de luces, muebles, cuadros y, lo más importante, la dotó de alma… Y de repente cobró vida y había personas que salían y entraban y otras que recibían a aquéllos que llegaban, despidiéndoles a la salida; y aquellas personas tan ajetreadas que entraban y salían dejaban habitaciones sucias y se las encontraban limpias; además, si algo no funcionaba al irse, cuando volvían ya había sido reparado. 
 
Hasta se encontraban el desayuno hecho y colocado, y les traían y llevaban maletas… Y además, por si todo eso fuera poco, les dejaban reunirse con sus amigos en unos salones muy bonitos y elegían la comida que querían y se la llevaban a la mesa.
 
A algunos, a los más especiales, se les obsequiaba con un paseo por otras habitaciones, que eran todas diferentes. Y los muebles, si se acercaban mucho, les contaban historias que habían vivido, mientras los personajes de los cuadros se divertían viéndolos pasear.
 
Si todo esto sucedió fue porque hubo una ilusión compartida, que hizo posible que ese proyecto se convirtiese en realidad, para lo que se hizo necesario que un grupo de personas a quienes también les gustaba la magia y solo se dedicaban a entretenerse en su casa, decidieron que también les gustaría ayudar a los demás a pasarlo muy bien informándoles de cosas cuando iban a otro sitio y a que no se sintieran solos en una ciudad desconocida. Casi todos, cuando abandonaban la casita, la recordaban con cariño y muchos a veces volvían.
 
Andando el tiempo, durante muchos años y con pequeños cambios, la vida continuó y todo el mundo además lo pasaba muy bien, pero… había un feo campo al lado de la casita que tuvo envidia y utilizó también la “magia”. Primero apareció un agujero enorme, después un gigante con muchos brazos y luego una pequeña casita que fue creciendo, creciendo… hasta convertirse en una casa más alta, más bonita y donde también entraban y salían personas… Y la casa del cuento pensó que tenía que cambiar, que había pasado mucho tiempo y que quizás sería el momento de pedir la ayuda de la “varita mágica” para, conservando su encanto, poder seguir siendo un sitio donde todo el mundo continuase pasándolo  bien… y colorín, colorado…”
 
El cuento ha terminado y solo me queda decirles que también yo he disfrutado y lo he pasado muy bien durante estos años… y pretendo seguir pasándolo, pero es el momento de dejar paso a otras personas más jóvenes y de contemplar otras posibilidades, por lo que próximamente dejaré mis actuales cometidos y pasaré a desempeñar otras funciones lo que me permitirá seguir disfrutando como hasta ahora, tener más tiempo libre y poner en práctica algunos proyectos pendientes.
 
Es una opción que me ilusiona y quería compartirla con todos los que han colaborado a que las ilusiones de “antaño” se hayan convertido en las realidades de hoy.

Un abrazo,

Ana Hernández
Subdirectora Hotel Santo Domingo
 
---------------  Todo el Equipo del Hotel Santo Domingo te mandamos un fuerte abrazo Ana ;)  ---------------
Hotel Santo Domingo
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